Riglos es una localidad oscense situada en el Prepirineo Aragonés, en la comarca de la Hoya de Huesca. La belleza de su paisaje y sus únicos y majestuosos Mallos de Riglos lo convierten en uno de los pueblos más atractivos del Alto Aragón.
Riglos se asienta bajo sus conocidos Mallos y recibe cada año miles de visitantes de toda Europa atraídos por su entorno natural y por las posibilidades deportivas que ofrece, con la escalada como gran protagonista y con vías ferratas y rutas de senderismo como complementos perfectos.
Impresionantes y únicas son las panorámicas que muestran el conjunto formado por los mallos de Riglos y las casas del casco urbano, visibles desde varios puntos del territorio, algunas presentan estampas tan bellas como la vista al atardecer desde Murillo, o la más extensa desde el Mirador de los Buitres.
Paredes verticales que alcanzan los 300 metros de altura, asentadas junto al pueblo y al curso del río Gállego estos conglomerados calizos se formaron en el Terciario y fueron más tarde erosionados por el agua, la lluvia y el viento hasta formar las paredes actuales, de color rojizo debido a la existencia de hierro y arcillas que resulta espectacular a la caída del sol. Formaciones como el Puro, Mallo Pisón, Mallo Visera y Mallo Firé constituyen los mallos de Riglos.
Riglos y sus mallos son un paraíso para los escaladores, entre quienes son famosos y conocidos internacionalmente, y para las aves rupícolas, que tienen su hábitat en las múltiples oquedades que se producen en los mallos. Estas aves, en su mayoría rapaces protegidas, pueden verse sobrevolando el territorio.
Para completar la visita, se ha creado un centro de interpretación de aves carroñeras en Riglos, ARCAZ, que dedica un amplio espacio al buitre leonado.
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