25 de enero de 2019

Raquetas de nieve - Camino de Santiago - Castiello de Jaca




A Castiello de Jaca se le conoce en el Camino de Santiago como “el pueblo de las cien reliquias”, por las que alberga en una arqueta de la iglesia parroquial desde tiempos de la cristiandad.

La localidad es puerta de entrada natural y geográfica al Valle de la Garcipollera, lugar ideal para pasear o realizar alguna ruta con raquetas de nieve.


Dejamos atrás la fuente de Casadioses junto al lavadero. Ya se presiente la capital del antiguo reino. Cruzamos los ríos Aragón e Ijuez. Andamos por la cabañera. Como los pastores que trashumaban de la montaña al llano. Pasamos Torrijo. Al fin, Jaca. Jaca, jacobea…juegas con las palabras.
La ermita de San Cristóbal, que ayuda a los caminantes, nos da la bienvenida. Estás entrando en el corazón sentimental de Aragón. Justo enfrente, una fuente. Jaca fue la primera ciudad del Camino de Santiago.
Seguimos caminando hacia el lugar donde estaba el olmo de la Salud. Hoy desaparecido. Un crucero y el hospital de San Marcos nos indican por dónde va el camino. Si tomamos esta última dirección, caminando recto, disfrutamos de la ciudad.  Un sendero de conchas de metal nos indican el recorrido.
Su catedral de San Pedro impresiona. La Edad Media te habla. La leyenda de Santa Orosia ilumina desde una de las capillas. Crismones, ajedrezados jaqueses, ménsulas, tímpanos, bóvedas de cañón…el camino de Santiago desde el siglo XI te manda un mensaje en piedra.
Pasear por la calle Mayor, visitar la ciudadela con forma de estrella, la plaza de la Cadena con la estatua del primer rey de Aragón, Ramiro I, flanqueado por la Torre del Reloj o de la Cárcel o del Merino que de todas esas formas se llama o  acudir a la iglesia de Santiago o la de los Dominicos son buenas alternativas. Oroel nos guarda. Existen varios albergues en la ciudad y buena hostelería.
Jaca es buen lugar para degustar la caza mayor guisada y con buen vino, la menor escabechada y los dulces, los crespillos: borrajas rebozadas con azúcar, chilindrones y almendrados, calderetas, cordero…la boca se te hará agua. Y no será un milagro. Llevarás los olores a tomillo en tu memoria.

























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