7 de noviembre de 2018

Parque Natural de los Alcornocales - La Sauceda



FICHA DE RUTA:                                                                                                             
-Fecha:08/11/2018
-Descripción: Travesía de dos días por el Parque Natural de los Alcornocales, partiendo desde su extremo este en el área recreativa de la Sauceda cruza el cortijo de los Dornajos en dirección al camino de la Ortela hata alcanzar el punto más añto de la travesía en Puerto Oscuro. 
Desde allí bajada hasta alcanzar la cresta del Picacho con unas impresionantes vistas de los embalses de Barbate y Guadalcacín. 
Una vez al llegar a la casa Parra  se remontará de nuevo el desnivel dehecho hasta alcanzar un collado situado entre la Sierra del Aljibe y la Loma de la Baña junto donde nace el arroyo de Juan Vela. 
Desde allí se desciende por el puerto del Montero hasta el rió con el que comparte nombre siempre rodeando la preciosa Sierra de los Frailecillos, volviendo a alcanzar esta vez el extremo este de Puerto Oscuro desde el que solamente restará alternar senderos y pistas siempre en continuo descenso hasta llegar de nuevo a la Sauceda.
-Distancia: 34,75 kms 
-Desnivel+: 2793 m
-Cota máxima: 1090 m
-Dificultad física:  alta
-Dificultad técnica: baja

CRÓNICA:                                                                                                                           


Suelo, humedad y aprovechamiento tradicional han sido los factores determinantes para mantener la mayor masa conservada y productiva de alcornocal de la Península Ibérica, el parque natural Los Alcornocales. 
Situado en la provincia de Cádiz y parte de Málaga, se extiende desde la sierra hasta el joven Parque Natural del estrecho,  presentando gran diversidad de relieves y paisajes. Esta riqueza se refleja en todos los ámbitos: flora, fauna, climatología, historia y folklore, constituyendo un lugar ideal para visitar y disfrutar de actividades tan diversas como la recolección de setas y la práctica de deportes en la naturaleza. 
El principal responsable de esta riqueza es el agua, presente en numerosos ríos, arroyos y embalses que, además de abastecer a la provincia, son aptos para la pesca y actividades recreativas. Pero sobre todo destaca la humedad proveniente de la costa, que se acumula formando bosques de niebla en valles estrechos y profundos denominados canutos.
 En estas condiciones se conserva una flora muy singular, perteneciente a la Era Terciaria, la Laurisilva. Se caracteriza por hojas lisas y brillantes, que aprovechan la humedad y escasa luz que dejan pasar los árboles que bordean los canutos. Así, entre el aroma del laurel, la belleza del ojaranzo en flor, elegantes durillos y acebos, se caminará por esta especie de selva, en compañía de los sonidos del mirlo acuático, el hábil martín pescador y las currucas o pinzones, que se esconden entre los helechos. 
Los suelos de arenisca, que han favorecido el denso alcornocal, también albergan quejigos y roble andaluz en las zonas más húmedas. En estos bosquetes cazan las águilas calzadas, culebreras y ratoneras, además de azores, gavilanes y cárabos. En las alturas, asoman las rocas y sobre el suelo pobre aparece la herriza, denso matorral achaparrado de distintas especies adaptadas a suelos ricos en metales como el aluminio, entre las que abundan, por ejemplo, las aromáticas. En este espacio habitan la cabra montés y numerosas aves rapaces, destacando el buitre leonado, alimoche, águila perdicera, búho real y halcón peregrino. En las zonas bajas y arcillosas aparece el acebuchal aclarado desde tiempos inmemoriales para dejar paso al pasto que alimentará el ganado típico de la zona, la vaca retinta. En las laderas, aparece el matorral mediterráneo, con jaras, brezos, cantuesos, torviscos y majuelos. Por ellos discurre el corzo morisco, autóctono y emblema de caza mayor, además del gamo, ciervo y carnívoros como ginetas, tejones y sobre todo meloncillos, con la mayor población de la península.
 En un parque tan completo y diverso, caben otras actividades, que van del montañismo en el pico del Aljibe o el Picacho; la espeleología en el enclave Ramblazo-Motillas, o el descenso de cañones en La Garganta de Buitreras, una de las pocas áreas preparadas para esta práctica de riesgo y que por su singularidad ha sido declarada monumento natural. Para los más tradicionales se recomiendan las rutas a caballo, como las establecidas en La Almoraima. 
Conviene completar la visita al parque natural con un paseo por los pueblos que lo conforman: Jimena de la Frontera, Alcalá de los Gazules o Castellar de la Frontera son algunas de las posibilidades. Su rico patrimonio cultural y gastronómico se convierten en otros dos reclamos más del espacio.






























 












































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