CRÓNICA:
Las minas de La Calera representan el paisaje, el desarrollo industrial, historias humanas olvidadas, lugares fantasmales, cubiles y refugios de multitud de colonias de murciélagos. Situadas a unos tres kilómetros de la orilla del mar, las minas de La Calera forman un conjunto de concesiones para la explotación de mineral, fundamentalmente, hierro, el cual se extraía y exportaba, posteriormente, a países europeos como Suiza e Inglaterra. Había otra alternativa en su venta y, en este caso, la mercancía llegaba hasta el País Vasco para transformarse y proceder a su venta.
Este conjunto minero del sureste español se emplaza a orillas de la costa cartagenera, para ser más explícito, en las laderas de Peñas Blancas (pico de más altitud del término municipal de Cartagena). Las minas, en la actualidad, solo son vestigios de un pasado floreciente donde aljibes y caseríos medio derruidos, castilletes, raíles y derrubios nos permitirán lanzar la imaginación y reconstruir el gran complejo minero. El cierre de la explotación minera se produjo en la década de los años 60, por entonces, varias eran las concesiones que recibían los nombres de “Aqueronte”, ”Pedro I”, ”Estigia”, ”Fragua” y alguna más.
Sucesivamente, y desde finales del siglo XIX, se fue arrancando de la tierra el mineral de hierro, la cercanía del mar permitía su relativo y fácil transporte. Recuas y carros se encargaban de recorrer los tres kilómetros hasta llegar al embarcadero donde se producía la carga del mineral a los barcos de transporte de la época. “Societé Forges de Firminy” mantuvo abiertas las concesiones hasta el año 1931, poco después de instalarse la República en España.
Antes, hacia el año 1915,el sistema antiguo de transporte basado en la tracción animal quedo relegado por un mono cable de unos 2.5 km de longitud. Este mono cable estaba sujeto por torres metálicas, y debido a la pendiente topográfica, las vagonetas cargadas de mineral llegaban hasta el embarcadero por la inercia positiva de la pendiente, aprovechando la fuerza desarrollada para hacer regresar a las vagonetas vacías, por tanto, este sistema de transporte limitaba a cero el uso de cualquier combustible ni fuente de energía.
Tras el paso de dos décadas, en 1951, “Sociedad de las minas de La Calera”, reabrió la extracción del mineral. Introdujeron numerosos cambios que permitieron mejorar la competitividad en este sector, novedades tales como martillos neumáticos, palas cargadoras neumáticas, perforadoras de corona de diamantes, embarcadero nuevo, planos inclinados, tolvas etc. Tras más de una década la menor producción y abaratamiento del producto trajo consigo, definitivamente, el cierre de las minas a mediados de los años 60.
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