13 de octubre de 2016

Trekking Everest






FICHA DE RUTA:                                                                                                             
-Fecha: 25/10/2016
-Descripción: Alta ruta del Everest, uno de los trekkings más increíbles que se pueden realizar en todo el planeta. 14 días de camino siempre bajo la atenta mirada de Chomolugma y demás inalcanzables montañas, historia viva del alpinismo mundial.
-Distancia162kms
-Duración: 14 días
-Dia1: Lukla (2840m) - Phakding (2610m) 8,8km
-Dia2: Phakding (2610m) - Namche Bazaar (3440m) 11,9km
-Dia3: Namche Bazaar (3440m) - Khunde Ri (4238m) - Namche Bazaar   (3440m) (aclimatación) 17,8km
-Dia4: Namche Bazaar (3440m) - Tengboche (3860m) 9,6km
-Dia5: Tengboche (3860m) - Dingboche (4360m) 11,2km
-Dia6: Dingboche (4360m) - Chukhung(4750m) - (Semana de Ascensión   Imja Tse - Island Peak) 
-Dia7: Chukhung(4750m) - Lobuche (4940m) 8,6km
-Dia8: Lobuche (4940m)  -Gorak shep (5170m) - Kala Patthar (5545m) - Lobuche (4940m) 16,4kms
-Dia9: Lobuche (4940m) - Dzongla (4830m) 15km
-Dia10: Dzongla (4830m) - Chola-la Pass (5368m) - Thangnak (4680m)   8,7km
-Dia11: Thangnak (4680m) - Gokyo (4750m) 4,1km
-Dia12: Gokyo (4750m )- Dole (4110m) 12,4km
-Dia13: Dole (4110m) - Namche Bazaar (3440m) 11,9km
-Dia14: Namche Bazaar (3440m) - Lukla (2840m) 19,8km
-Desnivel+: 8.260m
-Cota máxima: 5.639m
-Dificultad física: alta
-Dificultad técnica: media
-Track: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8334500#

CRÓNICA:                                                                                                                           


Abro los ojos y me resiento de la rigidez del asiento de un avión, me asomo por la ventana y mi mirada se pierde en un mar de nubes solo sobrepasadas por puntiagudas cumbres de faraónicas dimensiones y para cuando consigo pisar tierra firme me veo sumergido en un fuerte cáos difícil de digerir. Estoy en Kathmandú, un auténtico tetris de hormigón, tráfico y gentes que se mueven por la ciudad como pez en el agua aunque a nosotros nos parezca imposible. 
Empiezo a asimilar la situación, esto es de verdad, esto va en serio y voy a vivir uno de los mayores sueños de mi vida, acariciar el Eeverst.







A la vista está que no tardo mucho en hacerme la ciudad y sus costumbres. A ello contribuye una inmejorable cordada formada por Itziar, Esperanza, Félix y Miguel, todos capitaneados por el famoso alpinista Lolo González y sus dos sherpas de lujo Man Ko Deep y Raj Kumar Rai. Ni que decir tiene que soy novato de la expedición y no pierdo detalle de cada palabra o gesto que hacen. 



Los días posteriores los empleamos en llevar a cabo todos los preparativos y trámites necesarios para esta aventura, conocer esta atractiva ciudad llena de culturas y mezclarnos entre sus gentes quienes siempre nos reciben con una sonrisa.


Para cuando me voya dar cuenta estamos ya cargando el material en la avioneta que nos llevará mediante un vuelo interno hasta Lukla donde el aterrizar en su peligroso aeródromo ya forma parte de la aventura. 450m de pista  en pendiente a 2850m de altura se hacen aun más pequeños cuando la maniobra se vive en primera persona.





El vuelo dura apenas media hora escasa, pero seguramente serán los treinta minutos más escénicos de mi vida. Nuestros nervios por el complicado aterrizaje se mezclan con los de los lugareños que acuden a la llamada del ruido de los motores con la esperanza de ganarse alguna rupia porteando petates.





No se ha marchado aún nuestra avioneta del lugar cuando ya compruebo que aquí la vida lleva otro ritmo más sosegado aun si cabe y no dudo en mezclarme con los niños que corretean por las empinadas calles de piedra mientras otros me observan con el mismo asombro que yo a ellos. Un par de chocolatinas y unas pequeñas clases de fotografía terminan con la curiosidad y estrechan nuestras culturas.



Tras descansar unas horas y repartir el material entre los porteadores, eslavón imprescindible en esta travesía, comenzamos la marcha y nos adentramos en el valle del Khumbu. Las primeras etapas son bastante llevaderas y nos sirven para adaptarnos al terreno, conocer un poco más su cultura hasta llegar a Namché Bazaar, la capital del Khumbu y último gran nucleo urbano que veremos en varias semanas.



Con absoluta perplejidad acompasamos nuestro ritmo al de los porteadores, gente de otra pasta, con una fuerza sobre natural que compiten entre sí por ver quien lleva más carga. Y con igual asombro contemplamos las numerosas inscripciones talladas en la roca en forma de oración, las cuales siempre tenemos la precaución y respeto de dejar a mano derecha.



En algunas aldeas se puede observar el gran trabajo que las distintas asociaciones mundiales realizan para mejorar las infraestructuras locales.




Las stupas también son una constante a lo largo del recorrido.





Continuamente las gentes del lugar y sobre todo los más pequeños nos dan una auténtica lección de vida haciéndonos ver lo feliz que se puede ser con muy poco.




El valle se va estrechando cada vez más y cada tarde la meteo hace acto de presencia en forma de intensa niebla ocultando todo aquello que momentos antes alcanzaba nuestra mirada.



La experiencia es impresionante y pronto esa infinita sonrisa se nos contagia. 



Cada vez vemos con más normalidad las costumbres locales y la vida cotidiana que reina estos valles.




Cada mañana el valle va cobrando vida poco a poco y algunos porteadores se apresuran a ganarles horas al día para escapar de las lentas caravanas que muchas veces se forman por el angosto sendero que cruzamos donde los yaks ven limitada su destreza aunque la solventan con fuerza y voluntad a partes iguales.





Cada rincón merece una foto. Naturaleza, cultura y gentes hacen que la experiencia se convierta en maravillosa.




Poco a poco empiezan a asomar las cumbres de renombre cuyas siluetas nos invitan a imaginar lo que se nos avecina en los próximos días. 



Los ríos corren alegres fruto del deshielo y aunque la temperatura es agradable no podemos evitar sentirla entre nuestras manos.




Como en otros puntos de la travesía, se hace presente la figura de Sr Edmun Hilary, quien contribuyó como nadie para que estos titanes gozaran de las mayores facilidades en su trabajo.



El puente que lleva su nombre es pieza clave en el valle.



Por primera vez contemplamos el punto más alto de la tierra, el monte Everest con su característico gorro blanco formado por los fuertes vientos que siempre azotan su cima.


Seguimos contemplando y estrechando lazos con los lugareños.




Namche Bazaar, la capital del Khumbu es el punto clave de la travesía y último nucleo urbano donde poder abastecernos de lo más esencial. Aquí aprovecharemos para descansar y afrontar la siguiente parte del trekking mejor aclimatados y con mayor garantía.



Cumpliendo las reglas de aclimatación, dedicamos una jornada por cada mil metros ascendidos para realizar lo que se conoce como "punta de altura" en la que hacemos cumbre en alguna cima asequible que nos permita voolver con garantías a nuestro lugar de descanso. En esta ocasión remotaríamos el valle hacia Khumjung y dese ahí subiríamos al Khunde Ri de 4.238m.




Aunque conforme ganamos altura las condiciones son cada vez más precarias la gente de la zona trabaja afanadamente sus tierras y ganada para salir adelante. Aquí no se desaprovecha nada, incluso el excremento de yak es valiosísimo.









Conseguido el objetivo nos dejamos caer de nuevo hacia Namche por otro camino más directo y con mejores vistas sobre todo del Thamserku y Khantega, dos impresionantes seismiles con sabor a ochomil cuya cimas se nos antojaban igual o más difíciles.











Desde Namche Bazar y con los deberes hechos proseguiriamos el valle del Khumbu hacia Tengboche donde tendríamos la suerte de presenciar un ritual budista en el monasterio más importante de la zona. Un bonito bosque de rododendros nos conduciría al refugio donde repondríamos fuerzas y dejaríamos todo el material antes de asistir al oficio de los monjes.






















Dingboche sería nuestro siguiente destino y las fuerzas empezaban a flaquear. La sonrisa hace kilómetros que desapareció de nuestras caras y cada vez es menor el tiempo que debemos esperar el petate que portean estos pequeños hombres de fuerza suprahumana con todos nuestros enseres. Por moemntos quise ponerme en su pellejo pero no me fue posible ni desplazar los dos petates y demás material que cargan. Estos superhombres cobran un jornal por cada petate que ronda los 20-25 kgs y son ellos los que deciden el peso de su carga.














Este sería el punto clave de la travesía. Abandonaríamos el valle del Khumbu para adentrarnos en el de Khmjung para intentar ascender al Imja Tse - Island Peak de 6.189m y verdadero objetivo del viaje que se convertiría en una auténtica historia por si solo. Una tremenda gesta personal que nos llevaría una semana cubrir.

http://rocaypedal.blogspot.com.es/2016/03/imja-tse-6189m-himalaya-nepal.html#more


Con el éxito de la ascensión como nuevo compañero de viaje retomamos el Khumbu en dirección a Lobuche. Etapa asequible cuyo día previo de merecido descanso nos daría un poco de cuello para afrontar los siguientes pasos que terminarían por convertirse en otros inesperados retos a batir.
Con un frío insoportable dedicamos las dos jornadas siguientes a recorrer la cascada del Khumbu que conduce al Everest. El glaciar esta totalmente retraído y ha dejado un paisaje kárstico auténticamente desolador donde los montones de roca  de gran tamaño se apilan como si de un tetris se tratase. Estamos en el corazón del Himalya rodeados de las montañas más altas del mundo. El Everest que todo lo domina y a pesar de sus casi nueve mil metros es escurridizo a nuestra visión dejándose observar de vez en cuando con su permanente sombrero de nube blanca azotada por los fuerte vientos siempre presentes en su cumbre. Alrededor de este y de aspecto más agresivo si cabe, Nuptse, Hillary Peak, Lhotse, Pumori, Lobuche Peak y el patito feo Kalapattar otro de nuestros objetivos a batir.







Desde Gorak Shep parte del grupo ascendería el Kalapattar para obtener una de las mejores instantáneas de todo el viaje. Debido al cansancio yo aprovecharía para acercarme a la base del Nuptse donde por desgracia sería encontrado mese más tarde el afamado alpinista Ueli Steck cuando aclimataba como entrenamiento a su proyecto "Everest-Lhotse Traverse".




Tras este severo empacho de cumbres  perderíamos cota a través de un sencillo sendero que nos conduciría hasta Dznglha, una agradable planicie a 4836 m bajo la puntiaguda aguja de Cholatse y junto al lago glaciar con el que comparte nombre.
La jornada siguiente se endurecería como pocas. No mentían los sherpas ni los valientes que ya se habían atrevido a cruzar el Cho La Pass de 5.300 m cuando decía que era un collado con envergadura de cumbre. Tremendo fué el esfuerzo que nos llevó cambiar de valle y más aun cruzar su glaciar alpino que aunque sin grandes peligros, no daba lugar a muchos despistes. La bajada hasta la aldea de Cho La se haría realmente eterna.
















Desde Cho La cruzaríamos el famoso glaciar del Cho Oyu  donde tantas y tantas expediciones principiantes se prueban a sobrepasar la terrible cifra de los ocho mil metros y con la que de alguna manera todos soñábamos dejando correr nuestra imaginación. La llegada  los lagos Gokyio nos ofrecería una de las mejores postales de toda la travesía y se convertiría en el punto de inflexión del viaje a partir del cual solo restaríamos desnivel a cada paso.
















Con la meta a la vista y la mente en Namche BAzar donde de nuevo disfrutaríamos de mejores servicios y donde nuestro cuerpo iría recobrando la normalidad cruzamos durante dos días los lagos Gokyo el primero de ellos y su fuerte torrente en el segundo que nos iría acompañando hasta la capital del Khumbu donde ya a solo dos jornadas a pie de nuestro vuelo doméstico en Lukla celebraríamos nuestro bautizo himalayista.









Sin duda este viaje marcaría un antes y después en nuestras vidas y manera de afrontar futuros proyectos.

3 comentarios:

  1. Sabía que iba a disfrutar viendo las fotos y decidí esperar a tener un rato sin prisas, pero no es suficiente.
    Para tratar de ponerme en tu lugar observándolas con detalle e imaginación, hace falta mucho, mucho tiempo.
    Quien lea lo del trekking y no sepa lo que hicieste las dos semanas previas, pensará que fuiste de excursión.

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  2. Alucinante!!! Vive tu la vida que yo no se vivir y gracias por compartirla. Soñaré ir contigo a algún viaje de estos, pero no de serpa :)

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