FICHA DE RUTA:
-Fecha: 03/02/2020
-Descripción:
-Distancia: 9 kms
-Duración: 3 h
-Desnivel+: 475 m
-Cota máxima: 538 m
-Dificultad física: baja
-Dificultad técnica: baja
CRÓNICA:
Este desfiladero de la Cordillera Cantábrica del norte asturiano, llega a alcanzar una profundidad de hasta 80-90 metros, y tiene una longitud de alrededor de dos kilómetros de garganta tallados en la cara Oeste de los montes de la Sierra del Aramo con increíble audacia por el arroyo Viescas o de las Xanas que se dirige en su descenso encabritado en una sucesión de estratos calizos a desembocar hacia al río Trubia. Gran parte de su paseo peatonal discurre por la margen derecha del río, excavado en la roca vertical a media ladera en la montaña, bordeando espectaculares cortados y vertiginosos escenarios, se recorre de oeste a este, mediante un sendero encañonado lleno de belleza y encanto natural, dominado por un perfil rocoso en cuyo lecho yermo crecen madroños, encinas y tejos, que avanza por una sinuosa y estrecha vía que atraviesa varios puentes de madera y túneles tallados en la roca caliza, no superando en la mayoría de su trayecto los dos metros de ancho. Esta pista pedregosa pertenecía a un antiguo propósito de construir una carretera que sacara del aislamiento a los pueblos de Pedroveya, Rebollada y Dosango y los comunicara con el valle principal, el que recorre el Río Trubia a menos de 25 kilómetros de Oviedo.
Comienza un verdadero paseo por un camín tantas veces nombrado y mágico para todos los asturianos.
El recorrido no es complicado pero no hay que olvidar que recorreremos una zona muy agreste y con un desplome importante. OJO CON LOS NIÑOS y cuidado con nuestras mascotas, sobre todo en la primera parte del recorrido.
Durante la ascensión atravesaremos túneles y trincheras escavadas para la construcción de una carretera imposible pero dejando un sendero de cuento.
Disfrutaremos de miradores hacía la garganta cada pocos metros e iremos adentrándonos en un paisaje jurásico.
Llegando al km 2 nos adentramos en pleno bosque encantado, El ecosistema de la zona es rico en vegetación, cabe destacar al otro lado del arroyo, el bosque con concentraciones de avellanos, fresnos, tilos, arces, robles ó carballos, hayas y olmos, que envuelve a la senda en su transcurrir por el desfiladero. Dentro de la fauna tiene entre sus inquilinos vivos a la nutria palártica (Lutra lutra), y al desmán ibérico, lo cual nos indica el buen estado de salud de las aguas, entre las aves tienen presencia permanente, el águila real (Aquila chrysaetos), el alimoche (Neophron pernocterus), el azor (Accipiter gentilis), el halcón (Falco peregrinus) y varias especies de murciélagos, así como aves de ribera.
Nos dejamos llevar por todo lo que nos rodea y pocos metros más adelante observamos una Gruta sobre nuestras cabezas, el agua la es dueña del lugar.
Toda esta parte de la senda se pueden ver antiguas edificaciones de molinos ya en ruinas, que debieron ayudar a los paisanos de la zona con el grano. Por la cantidad de ellos debió ser una zona con mucha producción.
Seguimos recorrido y cruzamos un puente de madera llamado de San Adriano y cambiamos al otro lado del río hasta llegar a un desvío. Los dos nos llevan al mismo sitio pero decidimos conocer las dos variantes. Tomamos el de la derecha y bajaremos por el de la izquierda. Esta subida es un poco empinada pero esta escalonada de manera que facilita el ascenso y nos llevaría a la aldea de La Rebollá pero nos desviamos justo en el cruce hacía Pedroveya, está indicada.
En este desvío dejamos sendero y pasamos a pista cimentada hasta la Ermita de San Antonio donde pararemos a refrescar y contemplar las vistas de la Garganta, de Rebollá y a nuestra espalda de Pedroveya, nuestro destino.
Ahora solo dejarse llevar por el suave descenso de la senda hasta el punto de inicio y finalizar esta ruta con una sensación muy agradable, tanto por lo curioso del recorrido como por el paraje donde esta enclavado.
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