GLANDÓN (Vía Croix de Fer) TELEGRAPH-GALIBIER Y ALPE D'HUEZ!!! Reto absolutamente mayúsculo para cualquier aficionado al ciclismo cuya etiqueta de "etapa reina del Tour" ya da una pequeña idea de a que tendría que enfrentarme para cumplir uno de los sueños de mi vida.Para muchos cicloturistas la Marmotte es un reto deportivo único, la afamada carrera Alberga alrededor de 10.000 participantes de 57 nacionalidades y solo cuando me acerco a Le Bourg D'Oissans empiezo a ser consciente de la magnitud de este evento al tiempo que me pregunto si alguno de estos locos de la bicicleta que me acompañaran durante los 190 kms y 5200m+ totales habrán tenido la osadía como yo de presentarme aquí a subir nota tras participar en el campeonato de Europa en Mont Ventoux y entre medias 6 etapas de alta montaña encadenando más de 20 puertos míticos de primera y categoría especial distribuidos a lo largo de los Alpes Franceses, capital mundial del ciclismo de carretera.
Todo esto me hace presentarme bajo la pancarta de salida con la mayor de las prudencias pero también libre de presión. No solo es mi gran reto de este 2017 si no que cumpliré un sueño tras una vida entera sin siesta las tardes de julio con la cara pegada al televisor disfrutando de gestas épicas en este gran deporte que da sentido total a mi día a día...
La Marmotte Granfondo Alpes cuenta con tres ascensiones de HC sobre su recorrido de 174km (+15) y cuenta con un total de 5.180 metros de escalada, convirtiéndolo en uno de los recorridos más duros de cualquier deporte del mundo.
La Marmotte comienza con una rápida salida desde Bourg d'Oissans donde sin tiempo para calentar adecuadamente comienza la subida del Col du Glandon de 27,5km con un porcentaje medio engañoso ya que tanto su comienzo desde Allemond junto al Lac su Verney como el final una vez alcanzado el lago de Le Gran Maison ya entrados en la Saboya alivian en parte las terroríficas rampas de su sector central sin descanso alguno hasta una altura de 1924 metros. Si ya entraba en mis planes subir este primer coloso con calma, sería el mismo quien se encargaría de que así fuera mientras me peleo con sus duras rampas y una espesa niebla que en la cumbre no me deja ni ver al de delante.
Desde allí con un frío inusual pra la fechas comienzo el largo descenso hasta Saint Etienne de Cuines donde a medida que bajamos parece que las nubes dan algo de tregua pudiendo deshacerme del chubasquero. Pronto se firman innumerables grupetas donde siempre hay gente fuerte dispuesta tirar mientras yo intento guardar mi ya castigadisima musculatura. Cruzamos Saint Jean de Maurinne en busca de Saint Michel con el que comparte nombre y donde comienza el verdadero hueso duro de la carrera, el Col du Galibier, una de las escaladas más famosas del ciclismo mundial. La combinación Telegraph / Galibier es de 35km de ascenso casi continuo con un gradiente promedio del 7% alcanzando una altura de 2642 metros. El primer sector hasta el avituallamiento es más tendido pero se toma con calma a tenor de lo que viene por delante, descenso desde Valloire y rápidamente reponer agua y comida para no enfriarme más de lo que ya voy. Hacia la cima del Galibier el gradiente llega hasta el 15% y en un día ventoso o frío como el que nos ha tocado se hace verdaderamente duro. Entre conversación y conversación con algún paisano que me encuentro y el disfrute de unas panorámicas impresionantes aún estando el cielo muy cerrado consigo coronar al tiempo que divisó la infinita serpiente de asfalto que acabo de pasar y por la que hordas de sufridores aún siguen buscando la gloria. Vuelvo a cargar líquido y comida para afrontar el eterno descenso que
continuación sigue, 47 kms hasta Bourg d'Oisans sin apenas dar una pedalada y con un cielo totalmente abierto donde solo hasta llegar al col de Lautaret consigo entrar en calor aprovechando para de nuevo quitarme el chubasquero mientras me quedo embobado con los Ecrins.
Tras algunos kms de llano alcanzó de nuevo Le Bourg d'Oisans donde está vez giraremos en busca de las 21 curvas de horquilla más famosas del mundo. Estoy en el Alpe d'Huez, puerto que no necesita ser el más duro ni el más bonito para sentir algo especial. Gracias a haber seguido al milímetro las indicaciones de los veteranos de esta carrera afronto las dos primeras rampas con cierta calma pues se que son las más duras y largas mientras mi piernas vuelven a despertar del eterno descenso del Galibier. Pronto me doy cuenta que voy mejor que la mayoría y uso mi última bala en la recámara para una tras otra deshacer las 21 curvas de esta auténtica romería ciclista donde pierdo la cuenta de la gente que sube con verdaderos problemas o directamente caminan junto a su bici. La ascensión previa en coche el día de recogida del dorsal me sirve para hacerme idea de lo que resta y voy aumentando el ritmo hasta alcanzar la mítica estación de Huez a gran ritmo envuelto en un ambiente espectacular.
Sin duda un auténtico sueño hecho realidad y que nunca olvidaré. No tardaré en buscar otra gran historia para estampar mi nombre en otras cimas míticas de distinto acento.

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