24 de septiembre de 2014

Grande Ronda Dolomiti Extrem



Las Dolomitas constituyen una cadena montañosa situada en Italia, concretamente en los Alpes orientales. Comprende tres regiones: Trentino Alto Adigio, Véneto y Friuli Venecia Julia y cinco provincias: Trento, Bolzano, Belluno, Pordenone y Udine  englobando todas ellas dieciocho cimas que se elevan por encima de los 3.000 metros.

Los grupos montañosos van de las Dolomitas de Brenta hasta el grupo formado por el Catinaccio y el Latemar, a caballo entre Alto Adigio y Trentino; de las Dolomitas de Sesto hasta las Pale de San Martino; desde la Marmolada hasta el grupo compuesto por Pelmo Croda da Lago, hasta llegar a las Dolomitas Friulianos, los más orientales de todos.

Le Corbusier, uno de los más famosos arquitectos del siglo XX, los definió “la más bella obra arquitectónica del mundo”. De hecho, las Dolomitas ofrecen un panorama magnífico: montañas hechas de muros de roca, glaciares, sistemas kársticos, picachos altísimos, torres y pináculos; montañas incisas por los agentes atmosféricos, donde se mezclan la cultura italiana, la alemana y la de la comunidad autóctona ladina.

Hace años que "Roca&Pedal" fijó su mirada en estas montañas. Ahora, tras muchos meses de trabajo documental en los que hemos desarrollado una ambiciosa travesía ciclomontañera de inimaginables cifras ya por fin superadas tras cubrir su basta extensión, ha llegado el momento de abriros las puertas de este inmenso jardín de roca.




Etapa 0: Prólogo del viaje

Parecía que nunca llegaría , pero aquí estamos, todo el material preparado y la moral por las nubes. Llegamos al aeropuerto con tiempo de sobra. Facturamos el material y aprovechamos para comer algo mientras esperamos el embarque.

Ya en tierras italianas nos dirigimos a coger nuestro coche de alquiler y emprendemos rumbo norte hacia  La Villa Stern, en la frontera con Austria donde tenemos previsto el inicio de la travesía.


 Por el camino realizamos una parada para comer aprovechando nuestro paso por el Lago di Garda, concretamente en Sirmione, donde la belleza de este pequeño pueblo a los pies del lago y su buena gastronomía hace que creamos que estamos de vacaciones de verdad.









Etapa 1ª: La Valle - Selva di Val Gardena




FICHA DE RUTA:                                                                                                                                   

-Fecha: 24/Junio/2015
-Descripción: Extenuante primera etapa que va ganando en dificultad físca y técnica a medida que avanzan los kilómetros llegando incluso a patear durante horas.
-Distancia: 82kms
-Duración: 8h en movimiento - 11h total
-Desnivel+: 3543m+
-Dificultad física: muy alta
-Dificultad técnica: muy alta


Desde que éramos pequeños nunca habíamos vuelto a meternos en la cama  con tantas ganas de que llegara el día siguiente. El viaje ha durado todo el día y para cuando conseguimos llegar a la Alta Badía ya es de noche. No es muy tarde, pero aquí los horarios son otros y nos cuesta trabajo encontrar un lugar donde cenar. Una vez en la habitación dejamos todo preparado y hacemos todo lo posible por intentar descansar. 
Suena el despertador, pero es ahora cuando toca soñar de verdad. Estamos en los Dolomitas e inevitablemente lo primero que hace uno es asomarse al balcón y llenarse los ojos con el paisaje. 



La mañana, aunque algo fría se presenta despejada y parece ser que en nuestra primera jornada tendremos suerte con esta lotería meteorológica que son los Dolomitas. Aquí basta con saltar de valle o sumar unos pocos kilómetros para pasar del sol abrasador a un cielo más propio del apocalipsis. 

Nos encontramos en el Parque Natural Fanes-Senes-Braies, uno de los más importantes de los Dolomitas y como se puede ver en las fotos las increíbles vistas no defraudan.






Apenas hemos salido del hotel y las fuertes pendientes nos hacen coger altura rápidamente ofreciéndonos una impresionante primera panorámica que nos dará una idea del tipo de terreno al que tendremos que hacernos.





De manera general el terreno se compone de pequeñas pistas de grava de fácil rodar que alcanzan su mayor porcentaje cuando son parcheadas con cemento para ayudar en lo posible la tracción de los pocos vehículos que se atreven a recorrer este terreno. En ocasiones el track nos conduce por campo a través o por juguetonas sendas haciendonos disfrutar más aun de nuestro recorrido.






Llegar a San Vigilio di Marebe nos ha llevado un par de horas que no para nada concuerdan con los datos del gps. Pronto nos dimos cuenta que aquí los kilómetros cuentan doblemente y que tendremos que tener toda la calma posible para finalizar las etapas. Desde aquí tomaríamos una pequeña carretera local hacia San Martino que poca tregua nos daría pues al poco volvemos a vernos obligados a bajar piñones llegando incluso a meterlo todo cuando esa angosta carretera se convierte en camino.





Con má strabajo del esperado y con algun problema de orientación a pesar de navegar con gps conseguimos coronar el Passo delle Erbe donde el Sas Putia, la primera de estas imponentes montañas junto a la que rodamos nos regala la primera postal del día. El lugar es espectacular y la afluencia de montañeros, ciclistas y moteros es total.








Cuando pensábamos que no podía endurecerse más la cosa comienza lo que sería otra de las constantes del viaje. La verticalidad de los valles hace que en ocasiones, quizá más de las deseadas nos vemos obligados a patear y portear la bici al hombro para vadear ríos o evitar rodeos aun mayores. por moemntos incluso se agradece bajarse de la bici pero los kilómetros no suman y se echa la tarde encima. A pesar de todo seguimos..







Finalmente conseguimos resolver el entuerto y volvemos a terreno firme. El siguiente objetivo del día y uno de los principales del viaje es alcanzar la bonita localidad de Santa Magdalena di Funes y parece que hasta que lleguemos a ella no tendremos mayor problema que seguir el camino dejándonos caer por el valle de Willnos.



Pronto se muestra el grupo de Oddle en toda su magnitud. Cientos de veces he visto esta impresionante panorámica en fotos y ahora estabamos allí. Pocos rincones hay tan bellos entre estas inmensas montañas. Una vez en el fondo del valle  comprobamos que de nuevo vamosdesfasados con el horario local. Todo esta cerrado, pero finalmente encontramos la hospitalidad de una amable señora que regenta un pequeño hotel y que no duda en avituallarnos lo mejor que puede a esas horas.



Con fuerzas renovadas y tras examinar las diferentes opciones que se nos plantean, decidimos reanudar la marcha y tomar el camino a priori más directo que consistía en saltar de valle siguiendo el basar del Grupo de Oddle dejando la  aun lado la kilométrica opción de rodearlo por carretera.



Comenzamos por la típica pista rural que une las distintas localidades de la zona y aunque sus pendientes no son muy pronunciadas las piernas ya están algo castigadas y subimos sin prisa ajenos en todo momento a la que se nos vendría encima.



Para cuando logramos coronar la larga pista que nos ha desviado de nuestro rumbo, llegamos a un área recreativa donde la única opción posible es tomar un pequeño sendero que prácticamente no haría ir bajados de la bici en su totalidad. de esta manera y empezando a aacusar cada vez más el cansancio recorremos longitudinalmente toda la cuerda que recorre los torreones  a los pies de sus nieves perpetuas. Tardaríamos casi dos horas en deshacer unos pocos kilómetros.





Progresar se hace tremendamente duro y una vez tras otra buscamos la excusa de pararnos a disfrutar de este paraíso para relajar las piernas o estirar la espalda. El final de la cadena montañosa está cada vez más cerca pero este calvario no tiene fin. Al final y como meros penitentes conseguimos alcanzar el collado al tiempo que no dejamos de pensar en como podríamos reponernos de tal paliza para afrontar la jornada de mañana que no era otra que la "Sellaronda Hero". Tomamos la foto de rigor buscándole la buena cara a la jornada y soltamos freno valle abajoentre pistas y trialeras hasta la localidad de santa Cristina a pocos kilómetros ya del fin de etapa donde esperaba nuestro dorsal para mañana.







Con la excusa de disfrutar de los Alpes italianos a golpe de pedal, no pudimos dejar pasar por alto meter una cuña entre etapa y etapa para participar en una de las pruebas de mtb más duras del panorama europeo "SellaRonda Hero" que ya por si sola se convierte en objetivo principal de infinidad de bikers llegados de todo el mundo. Os dejo el enlace de este brutal paréntesis en nuestras pedaladas:


Etapa 2ª: Selva di Val Gardena - Vigo di Fassa




FICHA DE RUTA:                                                                                                                                   

-Fecha: 26/Junio/2015
-Descripción: segunda y no menos dura etapa con el añadido de haber competido en la "SellaRonda Hero" el día previo. Esta etapa aglutina los mayores porcentajes de toda la travesía
-Distancia: 76kms
-Duración: 7:30h en movimiento - 9:30h totales
-Desnivel+: 2764m+
-Dificultad física: muy alta
-Dificultad técnica: muy alta

Amanece en Selva di Val Gardena y a pesar de haber descansado bastantes horas, las piernas lejos de recuperarse siguen anestesiadas. de poco sirvieron los estiramientos y masajes de ayer. Con lo cual hoy volveríamos a probar antes de partir para ver si recuperábamos el tono ya que el hambre parece que no lo perdimos a tenor del estropicio que hicimos en el buffet del hotel. Aun con todo lo que llevamos encima, mantenemos el ánimo salimos con ganas a seguir disfrutando de la bicicleta.




Esta jornada se presentaba a priori como etapa trampa. Al tremendo desnivel que esperábamos habría que añadirle el paso por dos puntos que no estaban demasiado claros. Mas tarde comprobaríamos que el primer escollo del día, de nombre " Bula Pufels" simplemente nos habriría  con sus 18 kms de súbito porcentaje las puertas de la que fué y seguramente será la etapa mas demoledora que jamás haremos.



Desde el comienzo el puerto se muestra intratable. Agradecemos la presencia de su rugoso y viejo asfalto ya que de otra manera sería un auténtico calvario progresar por el. Desde la primera rampa lo llevamos todo metido y en ocasiones cuesta mantener el equilibrio debido a la m´nima velocidad que llevamos o nuestra bicicleta se empina sola.







Algo más de dos horas nos llevaría coronar eso 18 kms que por suerte en su último tramo se apiadarían levemente de nosotros para que al menos pudiéramos disfrutar de otra impresionante panorámica.




Poco a poco va asomando la silueta del grupo del Catenaccio, a la iquierda vuelve a saludarnos el Sassopiatto por su cara opuesta y más al este el primero de nuestros puntos de paso a la sobra de  la Torre Vajolet, junto al refugio Scarpei a 2400m.




Tras una breve tregua y parar a repostar en lo que parece el área recreativa de una vieja estación de ski, reanudamos al marcha en sentido ascendente como no podía ser de otra manera. Por el momento el terreno sigue siendo favorable y de fácil rodar, lo que nos hace pensar que todavía podría ser peor la cosa. 





La mañana es estupenda y muchos senderistas aprovechan como nosotros para disfrutar de una inmejorable mañana por estas montañas. De repente, cuando más absorto se encuentra uno con la mirada fijada en la rueda delantera escucha de lejos un grupo de bikers venir hacia nosotros. Llama la atención pues normalmente es a pie como suele moverse la gente debido a los grandes desniveles, pero lo que jamás podría imaginar es reencontrarme en este inmenso laberinto natural con mi amiga Lina, una italiana con la que compartí pedaladas y alguna sobremesa cuando crucé los Pirineos en 2010. Ninguno de los dos damos crédito a la increíble coincidencia. Yo por aquellos entonces ya soñaba con pisar esta tierra y ella fue la que me terminó de empujar hablándome de la infinidad de bellos rincones que esta encierra. A esto se le llama destino... No le hago perder más tiempo, pues está participando en una carrera benéfica aprovechando su estupenda forma física. Muestra de la calidad de organización de estas carreras es una de las parejas de cruz roja que iban cubriendo el recorrido.



Aun estupefacto por el reencuentro giramos bruscamente hacia la derecha abandonando el camino por el que venía Lina. La cosa empieza de nuevo a ponerse seria y la aparición de ese temible cemento rugoso no vaticina nada bueno.




Poco a poco y como vamos pudiendo conseguimos llegar al refugio Scarpei a 2400m donde la totalidad de montañeros allí presentes no pueden apartar la vista de nuestras monturas. Al tiempo que pedimos al dueño del refugio un merecido plato de pasta, nos comenta este que es extrañísimo ver gente en bicicleta por allí y cuando le decimos cual es nuestro rumbo no atina ni a pestañear. 





Siguiendo las indicaciones recibidas y con la barriga bien llena nos dejamos caer por un estupendo sendero que recorre la falda del Massiccio dello Sicciliar  y que nos conduciría sin salida al segundo de los agotadores porteos de este viaje.



Con la bici al hombro en ocasiones y empujando esta en otras conseguimos  alcanzar el collado que tan imposible se nos parecía. No dudamos en disfrutar el momento como se merece y tras consultar el track volvemos a dejarnos caer por otro camino entre neveros donde vuelven a repetirse las miradas incrédulas de los trekkers.




Ya bastante fatigados llegamos al refugio Bolzano donde aprovechamos para repostar agua. El lugar es idílico pero hace bastante frío y aun nos queda mucha etapa. Hoy más que nunca los kilómetros no han cundido y todavía no sabemos como resolver el camino de la mejor manera para conseguir llegar a Vigo di Fassa con garantías.




Si hasta el momento agotadora había sido la etapa para nuestras piernas, de aquí en adelante lo sería para nuestros hombros, brazos y manos. Un eterno descenso entre verdes prados, caminos imposible y reviradas trialeras terminaría de mermar nuestras fuerzas casi más  que las de los obstinados senderistas que intentaban progresar en sentido contrario al nuestro. 





Cada poco nos veíamos obligados a parar ya que no quedaban fuerzas para apretar el freno. Casi dos horas nos llevó volver a la horizontalidad y ciclabilidad.








Volvemos a entrar en zona boscosa pero aun queda valle. Aprovechamos algunos problemas de orientación para descansar y tomar algunas fotos con la esperanza de que el pueblo que vemos al fondo desde hace algunos minutos sea nuestro destino.





Nada más lejos de la realidad, una pareja de senderistas nos confirman que lo que allí vemos es la población de Tires y que desde allí hasta Vigo di Fassa quedan bastantes kilómetros tomando como camino más directo uno de los puertos míticos del Giro e Italia, el "Passo Nigra-Costalunga". Dentro de lo malo, quedan resueltos nuestros problemas de orientación y tras otra parada para degustar una estupenda tarta de manzana casera y una fanta de naranja inyectándole a nuestro cuerpo una sobredosis de azucar, emprendemos la ascensión  a un marchemo que terminaría por convertirse en un duelo a dos como si de una etapa real del Giro se tratara. 


Finalmente conseguimos llegar a nuestro destino exaustos y aun intentando saber de donde habíamos sacado las fuerzas para este trepidante final de etapa.

Etapa 3ª:  Vigo di Fassa - Cortina de Ampezzo




FICHA DE RUTA:                                                                                                                                   

-Fecha: 27/Junio/2015
-Descripción: Etapa de tregua necesaria aunque por si sola puede ser una perfecta maratón. Sigue el curso de la afamada TransAlp en su mayor parte a excepción de los puertos de carretera.
-Distancia: 76kms
-Duración: 7h en movimiento - 9h totales
-Desnivel+: 1780m+
-Dificultad física: muy alta
-Dificultad técnica: muy alta

Aun no hemos pasado el ecuador de esta durísima travesía y nuestras piernas despiertan cada jornada con la musculatura más contracturada. De poco sirven los remedios caseros que empleamos cada tarde tras dejarnos caer en la cama aun vestidos a nuestra llegada. Estiramientos, cremas, medias compresivas y las piernas en alto apenas nos dan algo de tregua para por lo menos empezar la etapa. Por suerte, las etapas más duras ya han pasado. Aunque aun nos queda mucha tela que cortar y los días venideros superarán por mucho el entrenamiento más duro, parece que dejaremos de pedalear y andar hasta la extenuación de ahora en adelante.



Con esa positiva perspectiva, volvemos a subirnos a las bicis sobre nuestro ya anestesiado trasero y comenzamos la tercera de las etapas con la mirada puesta en la Pala de San Martino y Cimón de la Pala, esta vez siguiendo el trayecto a la inversa de una de las etapas de la archiconocida ultramaratón "Craft-TransAlp". La etapa comenzaría dejandonos caer hasta la pequeña población de Moena donde giraríamos a izquierdas para deshacer las primeras rampas de otro de los nombres propios del Giro de Italia, el "Passo San Pelegrino".



Al poco de comenzar la ascensión, que como casi todos los puertos de la zona comienza con unas rampas de infarto para ir suavizandose poco a poco, tomamos una pequeña pista forestal que discurre paralela y que haría nuestro pedaleo mas agradable y tranquilo lejos del rápido tráfico al que acostumbras los italianos. Llevamos poco tiempo rodando y aunque no nos haga falta cualquier caño de agua es aprovechado para llenar nuestros bidones algo más calientes. Esta vez, cortesía de un amable guarda forestal que se ofreció además a contarnos algunas anecdotas de su trabajo y enseñarnos las todavía reliquias de la segunda GM que aun van encontrando cuando realizan sus labores de acondicionamiento en estos bosques que fueron testigos de algunas de las más duras batallas.




El día se presenta relajado y aunque no bajamos la guardia, el ánimo sube y con ello nuestro ritmo. Necesitábamos a gritos una etapa de transición y esta por el momento lo estaba siendo, al menos para nosotros porque otros como el equipo Astaná con Niballi a la cabeza rodaban a nuestra contra a ritmo más alegre, todos bajo la sombra de la cara norte de la montaña por excelencia de los Dolomitas, "La Marmolada".



Una vez más el paisaje nos regala la típica estampa con la que tantas veces hemos soñado. A partir de aquí enlazaríamos una sucesión de pequeños puertos entres frondosos bosques, unas veces por estrechas carreteras abandonas sin fin aparente y otras por senderos en desuso a través de los cuales abríamos camino a nuestro paso.









A pesar de la escasa longitud de las subidas, su elevado porcentaje nos hacía coger altura rápidamente haciéndonos llegar a collados desde los que divisar los pequeños núcleos rurales dispersos a lo largo de esas empinadas laderas como si en equilibrio estuvieran. Si días atrás nos encontrábamos en el Alto Trentino, era ahora la provincia del Veneto la que nos abría sus puertas con los típicos pueblos como Falcade, Caviola o Santo Tomaso Agordino donde la vida de sus gentes parecía haber retrocedido en el tiempo.





No sería hasta alcanzar el Lago di Alleghe junto a la población con la que comparte nombre cuando empezaríamos a buscar un lugar para repostar. A tenor de la cambiante meteorología que con una simple mirada al horizonte pronosticaba claramente una inminente tormenta decidimos continuar hasta Caprile, pueblo de mayor entidad donde deberíamos tomar una decisión sobre nuestro final de etapa. Paramos en un pequeño bar y mientras degustamos nuestro ya típico plato de pasta consultamos gps y mapa en busca de la ruta más acertada a fin de intentar esquivar una tormenta que cada vez se nos echaba más encima.




La elección no era nada fácil. La ruta prevista nos conducía a uno de los puntos clave de la travesía, "Croda di Lago", un bello rincón como pocos en entre estas montañas pero que nos llevaría horas de faena. La opción más rápida, por llamarla de alguna manera era cambiar de valle coronando uno de los dos puertos de categoría especial que nacían en ese punto. Tanto Passo Giau como Passo Falzarego nos llevarían horas a  nuestro destino a pesar de la cercanía. 



Finalmente, por su cercanía a la mítica Tofane y dejándonos arrastrar por una pequeña grupeta de carreteros comenzamos la ascensión del Passo Falzarego a un ritmo llevadero para las piernas aunque no tanto para nuestros estómagos llenos.




Nuestros inesperados gregarios cambian de valle a mitad de puerto y comenzamos una a una a sumar cada una de las "tornanti" que tanta fama han dado a este mítico puerto. En todo moemnto teneos la sensación de que nos estamos metiendo en la boca del lobo.




Cuando conseguimos alcanzar la cima los relámpagos rompen cada vez más fuertes contra los imponentes gendarmes calcáreos de la Tofane. Por momentos parece como si el mundo fuera a acabarse. No nos detenemos ni un segundo para celebrar la cima y metemos todo lo que llevamos para acortar los dieciocho kilómetros que nos separaban de nuestro destino e hoy en Cortina de Ampezzo.



Las paredes  de roca atraen las tormentas como imanes y finalmente nos alcanza cuando ya veíamos la capital a la mano. Pocos minutos bastaron para que ni nuestra ropa de agua soportara las fuertes lluvias que azotan estos valles asiduamente pero una vez más solventamos la etapa y lo celebramos esta vez si como se merece.



Etapa 4ª: Cortina de Ampezzo - Misurina




FICHA DE RUTA:                                                                                                                                   

-Fecha: 28/Junio/2014
-Descripción: Etapa asequible en su primera mitad y extenuante en su segunda a lo contribuyó otra fuerte tormenta.
-Distancia: 82kms
-Duración: 6:30h en movimiento - 7:30h totales
-Desnivel+: 1732m+
-Dificultad física: muy alta
-Dificultad técnica: muy alta

Amanece una mañana espléndida en la provincia de Belluno. Nuestros mayores temores se disipan y tras levantarnos bajamos a desayunar más tranquilos que nunca. Hoy rodaríamos en dos partes bien diferenciadas. Una primera mitad que discurriría por una ciclovía que une Venecia con la frontera austriaca a cuyo territorio perteneció años atrás esta maravillosa ciudad donde nos encontramos y la segunda parte aglutinaría toda la dureza de la etapa hasta alcanzar una atalaya natural sobre el lago Misurina al que pretendemos llegar.





Siempre en sentido descendente y con bastante frío abandonamos Cortina d´Ampezzo a ritmo cómodo. Es una maravilla ver como la bruma envuelve la ciudad y nos da una panorámica que no conseguimos ayer. Así pedalearíamos durante los primeros  cuarenta kilómetros adentrándonos el valle di Cadore.




Pretendemos rodear la Reserva Statale Somadida y Monte Antelao por este valle para volver a tomar rumbo noroeste y hacerle así una cicatriz casi perfecta al mapa sin dejarnos nada en el tintero. Aunque a este lado del valle la meteo parece no querer darnos tregua seguimos sumando kilómetros.



Borca, Pieve, Domegge... son los nombres de cada pequeño pueblo que pasamos. Todos ellos comparten el apellido Cadore en honor a este fantástico valle en el que por momentos observamos tráfico más agitado cuando los atravesamos. Estamos en una de las principales vías de acceso a Dolomitas, concretamente la que conecta a Venecia y se respira u ambiente algo más industrializado.




En poco más de dos horas llegamos a Auronzo di Cadore y no encontramos mejor lugar paa dar el priemr bocado del día que el lago Santa Caterina, un inmenso remanso de paz donde sus gentes aprovechan para practicar el no menos agotador deporte del remo. Aun sin ganas debido al leve esfuerzo hasta ahora, comemos como cada día. En este punto la etapa cambiaría radicalmente y nos haría falta llenar el depósito lleno.




Con otra amenazante tormenta afrontamos una brutal cronoescalada hasta el refugio de montaña "Citta di Carpi". Una estrecha pista pedregosa zigzaguearía incontables veces hasta alcanzar los 2100m de altitud. A pesar de lo cerrado que está el cielo las vistas son espectaculares.



1500m positivos tendríamos que deshacer para salir de ese inmenso bosque y conseguir una de las vistas más privilegiadas de toda la travesía. La Reserva Statale Somadida muestar una espectacular cara norte como era de esperar. Entre sus eternas paredes discurren algunas de las más espectaculares rutas senderistas como la que lleva al Lago Sorapis. Es una auténtica pena que su acceso no sea ciclable.




Llegamos al refugio totalmente agotados y con la tormenta sobre nosotros. El lugar es tan impresionante que no dudamos en agotar nuestasr cámaras de fotos a base de panorámicas antes de entrar al refugio y hacer allí la comida fuerte del día al calor de una buena estufa.




Tremendas vistas y tremendo plato de pasta que degustamos como si fuera el último de nuestra vida. Comienza a llover cada vez más fuerte y nosotros cada vez estamos más a gusto. No vemos el momento de volver a salir ahí fuera.





Finalmente iniciamos un rápido descenso por un quebrado sendero con los relámpagos retumbando en nuestras orejas. Por suerte estamos a un paso de nuestro destino porque empezamos a calarnos de nuevo.



Ya a pie de lago, paramos y lo contemplamos durante minutos. A pesar del horrible día se presenta tan bello como innumerables veces atrás lo habíamos contemplado en fotografías. Comenzamos a rodearlo en busca de nuestro hotel donde nos esperaría la deseada ducha caliente.





Ya con otro cuerpo observamos que la cambiante meteo dolomitica vuelve a hacer su aparición y nos hace un guiño mientras damos un suave paseo para soltar las piernas tras el estiramiento. Para el día siguiente la cosa no pinta mucho mejor, al menos a esas altitudes y decidimos estudiar posibles opciones para no meternos en una emboscada. Un amable señor de avanzada edad escucha atento nuestra pequeña gesta al tiempo que nos da algunos consejos a sabiendas de como esta la montaña aun más arriba. 





Nuestro improvisado guía es un perfecto conocedor de la zona y nos alecciona de la imposibilidad de cruzar el valle Trescarperi una vez alcanzaramos las famosas torres de Lavaredo. Parece que la suerte nos daría la espalda en esta ocasión. Algo chafados observamos las montañas una y otra vez como si quisiéramos abrir aun más el cielo con nuestra mirada. No se si sería fruto del agotamiento, pero para cuando volvimos a cruzar la mirada estábamos de nuevo dando pedales con la ropa sucia y seca por las infernales rampas de Lavaredo. Quizá no podríamos cruzarlas, pero no queríamos volvernos si haber hecho cumbre en uno de los puntos imprescindibles de todo visitante.





como si quisiera castigarnos por nuestro atrevimiento, el cielo vuelve a cerrarse y una inmensa niebla vuelve a cubrir nuestro camino endureciendo los kilómetros finales más que nunca. Dicen que siempre hay que dejarse algo por ver y regresar a casa sin la deseada foto de las cimas grande, picola y ovest arañando el cielo sería motivo suficiente para plantearnos en un futuro otra nueva visita. A pesar de todo nosotros pusimos todo el empeño posible y aquí queda la muestra de ello , que no es poco.







Etapa 5ª: Misurina - Lago di Braies



FICHA DE RUTA:                                                                                                                                   

-Fecha: 29/Junio/2014
-Descripción: Etapa más facil de todo el viaje debido al reajuste por la meteo aunque no exenta de dureza.
-Distancia: 95 kms
-Duración: 6h en movimiento - 9h totales
-Desnivel+: 1841m+
-Dificultad física: muy alta
-Dificultad técnica: muy alta

Amanece con el mismo panorama desolador que la jornada anterior. Hoy más que nunca, no tenemos ninguna prisa en salir. Una vez aceptada a regañadientes la imposibilidad de cruzar junto a las tres cimas de Lavaredo, valoramos las pocas opciones que tenemos. A la vista de la incesante lluvia decidimos agotar las horas de estancia en el hotel, saldríamos cuando ya no hubiera más remedio, y así lo hicimos. Aprovechando un breve parón de lluvia, salimos a toda la velocidad que nos permite el mojado asfalto y empezamos a descender por un puerto no demasiado técnico mientras la leve llovizna termina por desaparecer.



Una vez más rodamos al son de la caprichosa meteo dolomítica. Paramos en el lago di Landro eclipsados por el turquesa de sus aguas a la vez que nos miramos impresionados al contemplar la tormenta de la que hemos salido. Por suerte el cielo comienza abrirse de nuevo hacia el Trentino en el sentido de nuestra marcha. Parece que hoy escaparemos del agua.



Pronto abandonamos la carretera para tomar lo que intuimos ser la misma ciclovía que utilizamos días atrás pero en sentido inverso. En cada valle que cruzamos asoman intermitentemente entre las nubes las tres torres que terminarían por convertirse en la asignatura pendiente de la travesía. nos acercamos a la frontera austriaca y de nuevo los recordatorios y alusiones a la segunda GM se hacen presentes.




Como por intentarlo no iba a ser, al llegar a Dobbiaco volvemos a consultar nuestras opciones en el mapa. Con prácticamente ninguna esperanza decidimos cambiar de rumbo hacia la localidad de Sesto donde intentaremos llegar lo más cerca posible de las tres cimas de Lavaredo. Aunque en esta zona el cielo está despejado y la Rocca dei Baranci se muestra en su totalidad, la tormenta sigue sin dejar vernos más allá.



Pese a todo decidimos proseguir hasta donde pudiéramos. A pesar de no lograr nuestro objetivo, nuestro esfuerzo se ve en parte recompensado a nuestra llegada al Valle di Dentro proporcionándonos un inmenso remanso de paz junto al Schuster Hutte donde como de costumbre ya no perdemos oportunidad de probar bocado en semejante lugar.



Con la conciencia tranquila de haberlo intentado de todas las maneras posibles y el estómago lleno de exquisitos "canederli" volvemos tomar dirección hacia la frontera austriaca por la que rodaríamos bastantes kilómetros hasta la conocida población de Villabassa donde tantas copas del mundo de mtb se han celebrado. Aunque poco restaría desde allí para rematar esta extraña etapa, aun quedaba otro de los platos fuertes del viaje. Remontando el paque natural de Braies alcanzaríamos el lago que le da nombre para rodearlo en una pequeña excursión por si solo como se merece. Sin duda, una de las estampas más bellas que puede mostrar la naturaleza alpina, viendo las fotos poco más hay que decir...














Etapa 6ª: Lago di Braies - La Villa Stern




FICHA DE RUTA:                                                                                                                                   

-Fecha: 30/Junio/2014
-Descripción: Última etapa antes de volver a casa y con ello vuelta a la extrema dureza tanto para arriba como para abajo. El final del viaje se resistiría más de lo deseado.
-Distancia: 80kms
-Duración: 8h en movimiento - 10h totales
-Desnivel+: 2568m+
-Dificultad física: muy alta
-Dificultad técnica: muy alta

Despierta nuestra última mañana en tierras dolomíticas y con ella nosotros de nuestro sueño hecho realidad. A estas alturas nuestro cuerpo ya ni siente ni padece y como cada día comenzamos con los preparativos normales. La etapa de hoy gana en dureza a las últimas pero saber que ya terminamos nos hace estar más relajados que nunca. Tras nuestro excelente desayuno nos dejamos caer por una carretera local hasta Sigheria donde retomaríaos nuestro track para remontar el valle Dürrestein. 



A pesar de ser temprano, los accesos al valle están muy concurridos. Senderistas y familias buscan alcanzar los 2000m del collado cuyo nombre "Pratto Piazza" forma parte de las más afamadas guías montañeras de los Dolomitas.



Unas veces por pista, otras siguiendo el asfalto vamos sumando metros a buen ritmo. La cada vez más frecuente aparición de senderistas nos hace pensar que nos queda poco para coronar.



Ya estamos arriba y aun habiendo acostumbrado nuestra retina a estos paisajes no podemos evitar quedar con la boca abierta. El lugar invita a quedarse todo el tiempo del mundo sin hacer caso de las agujas del reloj-




Aun no a entrado del todo la mañana y al contrario que otras veces no aprovechamos la parada para comer. Esta vez no hacen falta excusas para alargar este paréntesis pero nos queda mucha tela que cortar aun.




Muy a nuestro pesar no nos recreamos demasiado debido a la dureza de los siguientes kilómetros con algún punto algo confuso incluido.



Bajamos a toda velocidad mientras dejamos grabado a fuego en la memoria cada una de las vistas que hemos disfrutado. La rápida pista por momentos se retuerce ofreciendo alternativas más técnicas. Otras veces son la gran cantidad de vacas cruzadas en el camino las que ponen a prueba nuestros frenos.




Llegamos a una carretera por la que nos dejaremos caer a gran velocidad. Las piernas lo agradecen pero la experiencia dice que cuanto más se desciende más habrá que remontar después. Y como ya nonos pillaba de sorpresa volvemos a atacar con decisión otra de las caras del paque Fanes-Senes.




Alcanzamos un pequeño refugio de montaña y cuando parecía que ya no subiríamos más en el día, la pequeña esplanada a la que llegamos nos traza otra recta interminable de porcentaje creciente al que no ayudaba mucho las obras de mantenimiento. Decidimos tomar un respiro y nos tumbamos en la verde hierba a comer algo mientras solo el ligero correr del agua rompía nuestra tranquilidad.



Tras más de una hora de nueva ascensión ponemos punto y final al sentido ascendente de nuestra ruta cuando alcanzamos el refugio Fanes. Valoramos el quedarnos a comer pero el creciente viento que azota estas cumbres y la ínfima sensación térmica nos hace bajar en busca del final de viaje y avituallarnos con más tranquilidad mientras celebramos nuestra no pequeña azaña.




Al igual que las subidas, nos cuesta incluso horas bajar de cota. La exigente bajada y algunos problemas mecánicos de última hora no impiden que finalmente alcancemos nuestro destino que ya cada vez vemos más a la mano. 



Semanas después cuando consigo desde la serenidad poner letra a lo vivido, sigo sintiendo escalofríos al ver lo que hemos conseguido. Hermosura y dureza a partes iguales serán difíciles de superar en un futuro pero, sabemos a buen seguro que esta travesía nos abrirá más aun las puertas a futuros proyectos. 



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