FICHA DE RUTA:
-Fecha: 18/11/2019
-Descripción:
-Distancia: 3 kms
-Duración: 3 h
-Desnivel+: 366 m
-Cota máxima: 1044 m
-Dificultad física: baja
-Dificultad técnica: baja
CRÓNICA:
Un manto verde cubre aún Urbasa a la espera de que llegue Hegoi, el viento sur, que se encarga de cambiar los colores de sus frondosas hayas. En el hermoso entorno natural navarro la belleza terrenal se une con la magia que durante miles de años se ha mezclado y todavía se puede sentir en el más conocido bosque encantado del viejo reino.
Un bosque encantado que nos permite imaginar alguno de los pasajes populares en los que los personajes mitológicos vascos eran los protagonistas. Grandes moles de piedra blanquecinas cubiertas por mantos de verde oscuro susurran las aventuras de los gentiles, aquellos gigantes y fornidos vascos de la era precristiana que lanzaban grandes piedras a sus enemigos.
El hayedo, situado entre los kilómetros 31 y 32 de la carretera entre Olazagutia y Estella, es un tesoro visitado durante todo el año por curiosos cargados de sus equipos fotográficos que se acercan con la única intención de recoger unas instantáneas de sus protagonistas, las hayas.
El parque se eleva entre los 835 y los 1.492 metros y se extiende en 21.408 hectáreas distribuidas entre la sierra de Urbasa (11.500 hectáreas) la sierra de Andía (4.700 ha), el Monte Limitaciones de las Améscoas (5.190 ha) y la Reserva Natural del nacedero del río Urederra (119 ha). Los hayedos predominan en el parque natural navarro y cubren el 70% de su territorio, aunque también se encuentran otras especies como tejos, enebros y pinos.
El paseo por el hayedo parte desde Morterucho por un sendero de unos nueve kilómetros que no presenta gran dificultad e incluso está adaptado. El camino se adentra entre los enormes ejemplares que se muestran señoriales con diferentes alturas, grosores, formas... espectaculares todos ellos manteniendo sus hojas verdes, mientras las ya perdidas empiezan a llenar de colores cobrizos el suelo. Algunos árboles yacen mostrando las heridas del combate sufrido contra el viento o los duros inviernos anteriores.
El pasado se muestra también en la cabaña del carbonero, que recuerda el oficio de aquellos curtidos hombres que trabajaban en los hermosos pero duros bosques que exigían mucha fortaleza a todos los que querían sobrevivir en tiempos difíciles. O las traviesas y raíles de la vagoneta donde transportaban la madera...
Además de pasear por el bosque encantado de Urbasa, merece la pena acercarse para conocer la gran joya del parque: el haya de las Limitaciones, que llama la atención por su enorme y redondeada copa y por su impresionante base con siete brazos que parecen ser tres ejemplares unidos. Sus raíces se elevan medio metro del suelo creando un hueco interior con materia orgánica y oquedades con claros síntomas de albergar algún tipo de fauna en su interior.
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